Conseguir que la ropa blanca se mantenga sin amarillear y sin cambiar el tono, parece una misión imposible. Sin embargo, es posible conservar el color de forma impecable si seguimos ciertos pasos a la hora de meterla en la lavadora.
¿Por qué salen manchas amarillas en la ropa?
Seguramente, en más de una ocasión, hemos guardado una prenda blanca limpia en correcto estado y cuando hemos ido a sacarla del armario nos damos cuenta que el tono se ha vuelto amarillo. Esto sucede cuando se produce una reacción química en los tejidos que provoca la aparición de manchas amarillas.
No sólo para que la ropa no se estropee, también para tener un correcto mantenimiento del electrodoméstico. Con el uso de jabones, suavizantes y otros productos, se acumulan restos tanto en el cajón del detergente como en la goma de la puerta.
Aunque son muchos los motivos por los cuales, se puede producir este fenómeno. En ocasiones, estas manchas aparecen debido al daño del agente blanqueador que tenía el textil, aunque también la exposición al sol, el polvo y el paso del tiempo son causante de que luzcan más amarillentas.
¿Cómo limpiar ropa blanca?
Un aspecto que debemos tener en cuenta a la hora de lavar la ropa, es prestar atención a la etiqueta con las instrucciones de lavado. Si no seguimos el procedimiento correcto, es posible que el tejido se estropee con mayor facilidad. Un truco muy usado, es añadir bicarbonato para quitar manchas y olores. Además, puede ser usado habitualmente con un poco de vinagre para eliminar restos de cal.
Algo que no debemos olvidar es lavar la lavadora. Si está sucia, puede también ensuciar la ropa, sobre todo en las de color blanco. Por eso, es aconsejable realizar una limpieza mensual. De igual manera, se aconseja desinfectar el filtro del agua con un lavado a 90ºC sin ropa. De esta manera, evitaremos que se produzca una proliferación de bacterias dando lugar a mal olor.
Errores a evitar
Para evitar problemas, uno de los errores que debemos evitar a la hora de lavar, es usar demasiado blanqueador o lejía. Aunque a primera vista pueda parecer una buena idea, sobre todo para eliminar manchas difíciles, su uso está desaconsejado si queremos prolongar su vida útil.
Tenemos que tener el mismo cuidado con el jabón el polvo. Cuando hagamos lavados a menos de 30 grados, puede que el producto no tenga tiempo de disolverse correctamente y dañe las fibras de los tejidos.
Asimismo, debemos tener cuidado con la cantidad del suavizante que echamos al cajón de la lavadora. Un exceso también puede ser nocivo. Para que no aparezcan manchas amarillas y la ropa no se estropee, lo mejor es dejarla en manos de profesionales. Tratarán tu ropa de forma correcta teniendo en cuenta su composición y la limpieza que necesitan. Pídenos presupuesto sin compromiso.